En muchas comunidades marginadas, los niños no tienen la oportunidad de ir a la escuela. Algunos de ellos no cuentan con artículos esenciales, como libros o uniformes, causándoles atrasos académicos de los cuales no pueden recuperarse sin apoyo. Los jóvenes abandonan sus estudios para aportar a los ingresos económicos de sus familias y nunca regresan a la escuela. Asimismo, sistemas escolares están infradotados, ofreciendo una educación inadecuada para los niños que viven ahí. La falta de educación incrementa la probabilidad de consumir drogas, integrarse a pandillas o participar en otras actividades riesgosas. Es evidente la manera en que la ausencia de la educación perpetúa el círculo vicioso de la pobreza.